Los objetivos imprescindibles en el ajuste de la oxigenoterapia deberían ser:
Optimizar la terapia y la seguridad, minimizando al máximo el número de episodios de hipoxemia e hiperoxia
Personalizar el flujo de O2 a las necesidades reales de las personas en sus actividades diarias
Optimizar el consumo de O2 para aumentar el tiempo de uso de los dispositivos portátiles, cuyas limitaciones tecnológicas precisan de medidas para adecuar la terapia a la vida real
Mejorar los resultados en morbimortalidad
Reducir los costes excesivos por un uso inadecuado
El propósito consiste en conocer el nivel de O2 suplementario necesario para mantener un umbral de saturación de O2 ≥ 90 %
Existen dos formas de titular el O2 durante el ejercicio. La primera de manera continua, se va aumentando el oxígeno para mantener un umbral de saturación ≥ 90% ya sea en cinta de treadmill a 2.4 km/hora o mediante el test de caminata de 6 minutos. Esta forma de titulación es rápida y más cómoda para la persona y el técnico; sin embargo, se sobreestima el flujo de oxígeno que se requiere lo cual puede ser relevante en términos de toxicidad por oxígeno y de costos generados por el dispendio de este.
La segunda forma es realizando incrementos progresivos de oxígeno, y al presentar desaturación se le pide a la persona que se detenga, se aumenta el flujo y se le pide que reanude el ejercicio. Esta forma si bien consume más tiempo, permite una titulación de oxígeno con mayor exactitud.
La prescripción del nivel de O2 debería establecerse con el objetivo de alcanzar un rango de saturación de oxigenación según la necesidad en lugar de establecer flujos de oxígeno altos independientemente de los niveles de O2 arterial.
Fuente: Vargas-Dominguez C. Neumología y Cirugía de Tórax (2009); 68(4):163-173